Fantasmas
Es el estigma de los que se creen siempre dueños de la razón, por encima en sus juicios de toda opinión y realidad. En el transcurso de las decimoquintas Jornadas Técnicas organizadas por Covap, que se celebraron ayer en Pozoblanco, y con motivo de la entrega de una merecida placa de agradecimiento por los años dedicados a la entidad, Tomás Aránguez volvió a resucitar el fantasma de la reorganización societaria, dos veces rechazada ya por los socios y que llevó a Covap a la mayor crisis institucional que ha vivido en sus cincuenta años de historia. Se trata, una vez más, de un supremo acto de descortesía y de soberbia intelectual, por el lugar y por la ocasión, al intentar enmendar de ese modo la plana al actual presidente de la cooperativa, Ricardo Delgado, que en varias ocasiones se ha manifestado en contra de volver a plantear un cambio de estructura societaria en Covap y que en el transcurso de estas mismas Jornadas reconoció el esfuerzo que se ha hecho en defensa del modelo cooperativo, cuando a veces lo fácil es buscar la rentabilidad individual, apostillando: "La mayor parte de los socios sois cooperativistas y no comparativistas". Pienso que Aránguez se equivoca al intentar dictar directrices de actuación "desde su papel de socio", pues debe ser consciente de que su tiempo ya pasó y tiene que dejar ahora el camino libre a otras concepciones del desarrollo cooperativo (más inclinadas a la alianza o fusión entre cooperativas), puesto que su nombre, todavía hoy y no obstante otros méritos que nadie niega, va unido a la división y a la crispación entre socios y no nos gustaría que en Covap los ex-presidentes también fueran incómodos jarrones chinos que nadie sabe dónde colocar.Declaraciones de Tomás Aránguez en las Jornadas Técnicas de Covap, ayer. (Cortesía de Punto Radio Pozoblanco)